Tras la muerte del rey de Angola en 1624, le sucedió en el trono su hermana Nzinga Mbandi, que fue nombrada reina el mismo año. Se la conoce también con los nombres de Jinga, Ginga, Reina Dona Ana o Reyna Zingua.
La reina Zingua de Angola, que gobernó aquel país a principios del siglo XVII, ha pasado a la historia como una ninfómana ejemplar. Su Majestad, que contaba con un amplio y surtido harén de conciudadanos a su entera y exclusiva disposición, se divertía organizando combates a muerte entre ellos, ofreciendo su cuerpo como galardón al campeón, que tras una noche entera de servicios reales, también moría al siguiente día.
En cierta ocasión, llegó a decretar la muerte de todas las mujeres embarazadas de su reino, pues no aceptaba que ninguna de sus súbitas hiciera gozar a los hombres. Se cuenta que mantuvo un comportamiento similar hasta que, súbitamente, se convirtió al catolicismo al cumplir los 77 años y cambió por completo su actitud ante la vida.
En cierta ocasión, llegó a decretar la muerte de todas las mujeres embarazadas de su reino, pues no aceptaba que ninguna de sus súbitas hiciera gozar a los hombres. Se cuenta que mantuvo un comportamiento similar hasta que, súbitamente, se convirtió al catolicismo al cumplir los 77 años y cambió por completo su actitud ante la vida.